jueves, 1 de marzo de 2007

Los estudiantes no tienen cerebro

El pasado verano obtuve una plaza de español en el Departamento de Educación de Puerto Rico. Estaba muy contenta y me dirigí a la oficina para hablar con la que sería mi supervisora. Para mí sorpresa, la maestra que dejaba la plaza vacante se encontraba dialogando con ella. La supervisora le pidió a la maestra que me orientara sobre la escuela y los estudiantes. La maestra me indicó que los estudiantes eran un desastre tanto en el área académica como en las relaciones sociales. Cuando le pregunté por las novelas que habían en la escuela, me dijo que no me preocupara mucho por eso. Me impresione ante su contestación, lo que ella inmediatamente percibió y añadió que lo que los estudiante lograrían leer sería únicamente lo que leyeran conmigo. También dijo que la comunidad era de escasos recursos y la mayoría de los estudiantes de educación especial.
Cuando llegué a mi hogar le comenté a mi esposo y mi madre sobre la convesación que sostuve con la maestra. Además, que no sabía si había tomado la decisión correcta al aceptar la plaza. Yo tenía una plaza de educación especial y la había cambiado por una de salón regular y con estudiantes de nivel intermedio en una escuela rural. A pesar de que tenía experiencia trabajando con estudiantes de educación especial me preocupaba lo que podría encontrar con los estudiantes que no pertenecían a dicho programa. Tanto mi esposo como mi madre me indicaron que no cruzara el río antes de llegar y que ellos tenían confianza en mí y lo que podía lograr. Luego de la conversación con ellos me sentí mejor.
Decidí esperar a que comenzara el año escolar. Cuando comenzamos en agosto estuve detenida en la fase de exploración. La comunidad es bien especial y los problemas sociales que arrastran los estudiantes contribuyen al poco desempeño en las tareas escolares en el hogar. No había pasado dos semanas cuando comprobé lo errada que estaba la maestra que habían tenido los estudiantes el año anterior. Pero, entendí que los estudiantes no respondían a las tareas en el hogar y que hablarles de lectura y escritura era como una maldición. Cambie las estrategias y comence a utilizar juegos, diferentes actividades de avalúo y módulos instruccionales. Un día les pedí que se reunieran en grupos de cuatro y que escribieran un diálogo sobre lo que quisieran para presentarlo a la clase. La escritura tenía sus criterios, entre los que se encontraba el uso correcto de las reglas de acentuación. A los estudiantes le agradó la idea y comenzaron a escribir. Al cabo de tres días finalizarón sus escritos y procedieron a presentarlos al grupo. La experiencia fue maravillosa y la disfrutamos todos. Mediante los escritos conocí mucho más a los estudiantes y su entorno social. Además, les demostré que tienen la capacidad para escribir y que únicamente tienen que dejar fluir sus ideas. Ellos sí tienen cerebro, pobre es el maestro que no lo descubra.

8 comentarios:

Cirilo Toro Vargas dijo...

Es increíble la cantidad de veces que colocamos etiquetas a nuestros estudiantes y a otras personas de la sociedad. Durante mi experiencia como consejero en la ciudad de Nueva York tuve un leve encontronazo con una psicóloga que atendía los casos de educación especial. En el proceso de evaluación de un niño puertorriqueño de sexto grado ella pretendía endilgarle la etiqueta de "mentally disturbed" por la sencilla razón de que éste era muy hiperactivo.

Le riposté a la psicóloga argumentando:

- Si nomina a ese estudiante de esa manera tendría que hacer lo mismo con el resto de los puertorriqueños, puesto que nosotros somos hiperactivos por naturaleza.

Muchas veces la falta de esfuerzo de un maestro se quiere recompensar con unos comentarios tirados al azar, sin ninguna substancia, con el único propósito de tratar de quedar bien ante la inacción. Se traduce en un compromiso fingido, sin relevancia.

Por otro lado, el maestro con una verdadera vocación da más de sí, recorre la milla extra en el proceso de enseñanza aprendizaje.

Simón Bolívar decía: "El hombre que pone corazón en lo que hace consigue recursos en donde los incapaces se dan por vencidos".

Dr. Cirilo Toro Vargas

Naty dijo...

Muchas veces los maestros tienden a ponerle un alto a los ninos que consideran raros o con una forma de ser diferente. Tenemos que estar concientes que muchos de ellos tienen situaciones dificiles en sus casa y que es la manera que ellos utilizan para llamar la atencion.

Tenemos que conocer bien a nuestros estudiantes para ayudarlos en el momento que ellos se sientan desorientados.

Maggie dijo...

Que triste cuando hay educadores que les ponen un sello a los estudiantes y no importan los cambios que ocurran no se los quitan nunca. A veces es mejor ni preguntar para evitar ser contaminados con comentarios innecesarios sobre la escuela y los estudiantes. Que decepción escuchar que hay gente tan pesimista en el DE. Que tristeza que exista tanta negatividad por eso es que cambian las cosas, mientras existan personas que no tengan fe seguiremos en el estancamiento. Como el agua mientras más tiempo estancadas mas apestan y mas podridas. No debemos adoptar esa negatividad nos la debemos arrancar de raíz como las muelas que molestan. Si te hubieses dejado llevar por sus comentarios no te hubieras dado cuenta de lo errada que estaba la maestra que habían tenido los estudiantes el año anterior y no hubieras aprendido que los estudiantes no respondían a las tareas en el hogar y que hablarles de lectura y escritura era como una maldición y al cambiar las estrategias y comenzaste a ver y sentir tus logros. No hubieras pasado por la experiencia la cual dices fue maravillosa y la disfrutaron todos. No los hubieras conocido como los conociste, a los estudiantes y su entorno social. Además, le demostraste que tienen la capacidad para escribir y que únicamente tienen que dejar fluir tus ideas. Ellos sí tienen cerebro, pobre es el maestro que no lo descubra.

gloria_sentimientos dijo...

Cuánto daño podemos hacer con una simple palabra, una frase, oración o un gesto. ¿Seremos los que construimos o destruimos vidas? Que poca sensibilidad tenemos cuando tratamos en ocasiones a nuestros estudiantes. Recuerda ellos son seres humanos, indefensos, ansiosos, muchas veces por encontrar una palabra de aliento, un apoyo, una palmada o mirada.

Hay muchos maestros que sólo piensan en la cantidad de material que van a cubrir, pero no se detienen a conocer la vida de sus estudiantes. Por lo tanto para ellos no tienen cerebro porque no se puede pensar ni razonar cuando se tiene el alma enferma y que muchos estudiantes tenemos con el alma enferma. Nosotros nos graduamos como maestro, pero tenemos que ser en muchas ocasiones mucho más que eso. Tenemos que descubrir talentos pero también situaciones y pesares que atormentan a estos niños. Hay que ser psicólogo, enfermera, consejero y doctores para curar tantas heridas que tienen esos niños. Las heridas emocionales y mentales que le ha provocado el tiempo a tan corta edad. Nadie pide vivir, ni tener el ambiente en que se desarrollan pero es ahí donde está su hogar, su familia y hay que sacarlos adelante. Es muy cierto que a los maestros nos ha tocado la carga más fuerte y difícil de la humanidad, el ayudar a forjar y crear hombres y mujeres sanas, pensantes y dispuestas a enfrentarse a una sociedad tan cambiante como la nuestra. Pero es una tarea bella, gratificante y digna de admirar. No es correcto ni humano humillar a los estudiantes. Ellos esperan tanto de nosotros. Buscan en cada uno de los maestros el apoyo, el cariño y el amor que tal vez no consigan en su hogar. Hay hogares donde los padres no están pendientes de sus hijos y ellos buscan el refugio en nuestros salones.

Ayudemos a construir un mejor mañana para nuestros estudiantes. Seamos la luz que le alumbra en ese mundo de tinieblas que viven. Conozcamos su entorno, sus inquietudes, situaciones y entendamos el porque de su comportamiento. En muchas ocasiones ellos proyectan lo que viven y están pidiendo a gritos una mano “amiga” que los salve. Utilicemos nuestros conocimientos, pero sobre todo el instinto de padre o madre. Si fuera mi hijo; ¿qué, actuaría igual? Vamos a verlos como nuestros hijos, si la mayor parte del tiempo están con nosotros. Hagamos la diferencia.

Nancy Vélez dijo...

Si bien es cierto, hay muchos estudiantes que no les interesa estudiar, pero considero que no son la mayorías. Otros asisten a la escuela porque sus padres les oblilgan, de lo contrario, no pueden recibir los cupones. Son dos vertientes diferentes, pero no se puede generalizar.

No comprendo el por qué te comentó que los estudiantes son un desastre. Si esto es cierto, y qué del factor “maestro” que se supone que sea quien haga la diferencia. Es lamentable que tales personas se encuentren ejerciendo una profesión para la cual no tienen ninguna vocación.

El maestro necesita conocer a cada estudiante que tiene sentado en su salón de clase. El conocer su entorno, sus limitaciones y el despertar la confianza en ellos mismos, abre un mundo desconocido por muchos de ellos mismos. Su interior se desborda contribuyendo espontáneamente cuando se logra impactar su tierno corazón, y si son adolescentes o jóvenes, se abre un nuevo horizonte lleno de retos para que ellos puedan darse una oportunidad a sí mismos. Me encantan los estudiantes y detesto el maltrato de algunos “maestros” en contra de los más desventajados. El que no tiene cerebro es el maestro que no tiene vocación, sino mas que el amor hacia el dinero. Esto me indigna.

El cambiar de estrategias es la clave. Cada maestro tiene su propio estilo de dar clase y pienso que es único e inigualable. Las técnicas que le resultan con un grupo, no necesariamente funcionan con todos.

Muchos compañeros no entienden que a nivel universitario utilice el trabajo en grupo, los trabajos cooperativos porque siempre están atrapados en las filas de soldado dentro del salón de clase. Sin embargo, disfrutan tanto el compartir unos con otros y los escucho decir “ahora es que entiendo esto”. Nosotros no siempre llegaremos a ellos, pero un compañero de ellos les puede explicar de otra manera y rápido asimilan el material y dicen “eso era así, y por qué yo no lo entendía?” No me siento disgustada, al contrario, lo importante que se disipen las dudas y pueda aprender el material.

Pienso que todos los estudiantes tienen un gran potencial que aportar, pero se ven limitados por maestros que no saben transmitir sus conocimientos. Otros tienen sus limitaciones, pero sus maestros saben canalizar ese poco potencial y logran superarse y salir adelante.

Por Nancy Vélez

Maria Porto dijo...

Los estudiantes no tienen cerebro

Nada más lejos de la verdad. En ocasiones queremos enseñar sin tomar en cuenta los intereses y necesidades de los estudiantes. Tampoco nos preparamos para ver de qué forma los estudiantes aprenden. Por otra parte queremos que todos aprendan de la misma manera y al mismo ritmo, dejando a un lado las diferencias individuales.
Todos tenemos nuestros estilos para hacer las cosas; porqué nos empeñamos en enseñar sin tomar esto en consideración. Los que no tienen cerebro no son los estudiantes; sino los padres y maestros que no vemos en cada estudiante un ser maravilloso con capacidad para hacer cosas inimaginables. Basamos la educación en pura repetición y memoria. Enseñamos como nos enseñaron a nosotros y nos olvidamos que le estamos enseñando a otra generación muy distinta a la nuestra.
Un famoso estribillo que he escuchado en diferentes oportunidades, de autor desconocido para mí dice: “Maestro, si nó aprendo como me enseñas; entonces enséñame como yo aprendo.” En esto debería basarse la educación de nuestros niños y niñas.
Todos tenemos la capacidad para aprender; aún aquellos con alguna limitación. Los estudiantes sí tienen cerebro, solo necesitan alguien que se los recuerde.

Maria Porto dijo...

Nada más lejos de la verdad. En ocasiones queremos enseñar sin tomar en cuenta los intereses y necesidades de los estudiantes. Tampoco nos preparamos para ver de qué forma los estudiantes aprenden.

Por otra parte queremos que todos aprendan de la misma manera y al mismo ritmo, dejando a un lado las diferencias individuales.

Todos tenemos nuestros estilos para hacer las cosas; porqué nos empeñamos en enseñar sin tomar esto en consideración. Los que no tienen cerebro no son los estudiantes; sino los padres y maestros que no vemos en cada estudiante un ser maravilloso con capacidad para hacer cosas inimaginables.

Basamos la educación en pura repetición y memoria. Enseñamos como nos enseñaron a nosotros y nos olvidamos que le estamos enseñando a otra generación muy distinta a la nuestra.

Un famoso estribillo que he escuchado en diferentes oportunidades, de autor desconocido para mí dice: “Maestro, si nó aprendo como me enseñas; entonces enséñame como yo aprendo.” En esto debería basarse la educación de nuestros niños y niñas.

Todos tenemos la capacidad para aprender; aún aquellos con alguna limitación. Los estudiantes sí tienen cerebro, solo necesitan alguien que se los recuerde.

Carmenjoan.blogspot.com dijo...

Hola: Doris Vilma

LOS ESTUDIANTES NO TIENEN CEREBRO

Las apariencias engañan. A veces llegamos a un lugar y tonemos idea de cómo será. Entiendo que en las escuelas los recursos son escasos, pero no hay peor lucha que la que no se hace. Criticar las cosas que tenemos no resuelve absolutamente nada. Hay que buscar lo positivo de las cosas y obviar las cosas negativas porque en ocasiones son obstáculos que nosotros mismos colocamos.

La opinión de la maestra anterior era los estudiantes eran un desastre tanto el área académica como en las relaciones sociales, pero me pregunto ella habrá intentado hacer algo para que eso cambiara o prefirió irse de la escuela. No es bueno dejarse llevar por la impresión o comentarios de los demás. Aunque no dejan de preocuparnos no podemos dejarnos influenciar por la opinión o experiencias de las otras personas. Todos somos diferentes y aunque el proceso sea con el mismo panorama todo se puede tornar diferente todo depende con el interés y la perspectiva que quieras asumir la responsabilidad. Considero que según sea la maestra así usualmente responde el grupo de estudiante.

Tanto tu madre como tu esposo te aconsejaron muy bien cuando te dijeron que no cruzaras el río antes de llegar y que ellos tenían confianza en ti y que lo podías lograr. Te animaron y se que superaste todo y te distes cuenta de la realidad del asunto. Las manifestaciones que surgen cuando utilizamos estrategias de assessment logran comprobar que es importante conocer al estudiante y buscarles la vuelta para que puedan lograr graduarse de la escuela. El logro que los estudiantes obtengan es la mejor prueba y satisfacción de la eficiencia que tiene el maestro de vocación dentro de la sala de clase. Esto nos enseña que las técnicas son muy útiles y que son la mejor herramienta para ayudar al aprendizaje-enseñanza de todos los estudiantes que pasan por nuestros salones.
Cuales técnicas podemos utilizar:
-Juegos, dinámicas, uso de tirillas cómicas.
-Diferentes actividades de avalúo.
-Módulos instruccionales.
-Entre otros.

Estas técnicas ayudan al maestro a conocer a los estudiantes y demostrarles a ellos que tienen la capacidad para llevar a cabo cualquier ejecución y salir bien, ya que es importante que el maestro también haga uso de la rubrica de assessment o sea que evalúe no sólo cuantitativamente sino también cualitativamente.