viernes, 16 de marzo de 2007

Ofendemos a quien queremos

Normalmente nos enfadamos con las personas que más queremos. Es posible que eso ocurra debido a que son las personas con las que mantenemos contacto frecuentemente. Ofender a un ser querido es una situación que genera una serie de controversias y que puede tener desenlaces fatales, de los que luego nos podemos arrepentir. Cuando un conflicto surge es que posiblemente el diálogo no fluye como debiera ser y no controlamos nuestros impulsos. Podría enumerar una variedad de excusas que ofrecen las personas como respuesta a dicha situación. Mencionaré las más frecuentes y refuto las mismas con las que a mi juicio podrían ser las respuestas a este dilema.

Entre las excusas más frecuentes que escuchamos están las siguientes: es que no entiendes lo que quiero decir, no me comprendes y piensas que yo no se nada, crees que lo sabes todo, yo se lo que te estoy diciendo, tú no sabes nada. Ante un conflicto lo más fácil es tratar de buscarle justificaciones a la conducta incurrida. Pocas veces aceptamos que no procedemos de la forma correcta y tratamos de defendernos constantemente. La mayoría de los seres humanos entienden que lo que piensan es lo correcto y no son tolerantes ante los comentarios de las otras personas. Cuando hablamos de tolerancia nos referimos a respetar las opiniones y prácticas de los demás, aunque no coincidan con la forma de pensar nuestra. La tolerancia es una cualidad que muy pocas personas han desarrollado, razón por la que existe tantos conflictos en la sociedad. Vivimos en una sociedad donde las competencias están presente continuamente, por lo que el individuo pretende saber o por lo menos creer que tiene más conocimiento que las personas que le rodean. Existen seres humanos que son inflexibles, en otras palabras presumen lo que dicen es lo correcto y a pesar de entender que están equivocados no dan su brazo a torcer. Dicho de otro modo son seres egocéntricos, personas que piensan primero yo, segundo yo y tercero yo. Me atrevo a decir que el egocentrismo es un mal que aqueja a más de dos cuartas partes de la sociedad. Lo que nos lleva a otro tema y es que muchos seres humanos han perdido el respeto por sus semejantes y prefieren ofenderlos antes que respetar su punto de vista.
En muchas ocasiones queremos decir algo y no sabemos como hacerlo, lo que nos lleva a expresarlo de la forma incorrecta. Cuando indico que lo expresamos de la forma incorrecta, a lo que me refiero es a que no utilizamos las palabras correctas para exponer nuestro punto de vista y ofendemos a los demás. Otra situación conflictiva es cuando hablamos sin pensar y ofendemos a los demás, por lo que es necesario reflexionar y analizar con quien estamos hablando. Otro punto que no podemos obviar es medir las palabras antes de hablar. A veces hablamos a la ligera y no medimos las consecuencias. Durante la etapa de la adolescencia es cuando esta situación es más evidente. Los cambios ante los que se encuentran los adolescentes generan una serie de inquietudes en estos. Inquietudes que les hacen sentir que son los dueños del universo y que lo saben todo. Los padres sienten que sus hijos son seres humanos extraños, debido a sus abruptos cambios y por tanto intentan protegerlos. En su afán por protegerlos tratan de orientarlos y lo que consiguen son ofensas por parte de los seres que más aman, sus hijos.

Muchas veces perdemos a las personas amadas por no entenderlas o intentar comprenderlas.
Las situaciones en las que se ofende a un ser querido traen consigo una serie de repercusiones. Repercusiones que nos lastiman y las que nos hacen reflexionar. Luego de ofender, sentimos muchas veces cargos de conciencia por la acción incurrida. Muchas veces la reflexión nos lleva a no incurrir nuevamente en una situación similar. En ocasiones es difícil sanar las heridas del otro y perdemos los lazos que eran fuertes entre las dos partes. Cuando esto ocurre el sentimiento de culpa es mayor y deja una amarga sensación. Para evitar ofender a los seres queridos es importante aprender a escuchar, tener tolerancia hacia los comentarios de los demás y aceptar nuestras culpas cuando provocamos situaciones indeseables. A pesar de que en este escrito tratamos el tema de las ofensas hacia los seres queridos, no podemos olvidar que tampoco debemos ofender a nuestro conocidos o a cualquier otro ser humano. No olvidemos que somos hechos a semejanza de un creador y debemos respetarnos unos a otros. Evitemos situaciones indeseables aprendiendo a dialogar con los demás. Es lamentable incurrir en situación que provoquen desavenencias. Lo importante es tener presente que debemos pensar antes de actuar, por lo que aprender a escuchar es lo primordial.

12 comentarios:

Félix Morales dijo...

Comentario Sobre Ofendemos a Quienes Queremos – Doris Vilma Rodrigues

El simple hecho de que estemos en constante contacto con las personas a las que queremos no nos da el derecho a ofenderlos, y no estoy diciendo que no estoy de acuerdo contigo al mencionar que estas personas que queremos si en ocasiones son los mas que ofendemos. De cerca conozco una situación en donde la madre en a veces esta sin hablarle a su hija durante meses y vive con ella en la misma casa. La madre toma esta decisión de no hablarle a su hija ya que esta en le falta el respeto y la ofende frecuentemente. Eso si que es difícil vivir con una persona bajo el mismo techo y no hablarle, esto se puede evitar, y en muchas ocasiones no lo hacemos, lo que hacemos es echarle leña al fuego, y lo hacemos constantemente. La vida en conjunto con otras personas no es fácil, pero estar solo, y créeme, es peor. Una ves escuche a una de estas personas que cuando hablan se creen que se las saben todas, diciendo que uno nunca llega a conocer a su conjugué completamente. Cuando la verdad es que uno lo llega a conocer tanto que luego se empiezan a tratar como hermanos. Aquí cito al comediante Reymond Arrieta, que en una entrevista que le hicieron por televisión hace un par de años a tras, dijo, que besar a tu espesa luego de 25 años de casados, viéndose todos los días, durmiendo en la misma casa, ya con nietos y todo se considera incesto, es como besar a tu madre o a tu hermana. A mi el chiste no me hizo mucha gracia cuando unos meses después de este comentario en los medios se comento que este tenia varias amantes. La verdad que con el tonto comentario ofendió a todos estos matrimonios que llevan tantos años de casados y que se siguen amando y que han pasado toda una serie de altas y bajas. Y luego sale a reducir que este no es una persona fiel. La verdad que no es fácil pero si con un poco de paciencia y dedicación las ofensas que hacemos a otras personas se reducirían y la vida seria mejor.

Por Félix Morales

Carolina Calzada dijo...

El ser humano es un ser muy complejo. La ciencia, aunque muy avanzada, todavía no ha sido capaz de descubrir al humano en su totalidad. Dentro de las complejidades de nosotros se encuentra el comportamiento humano. El comportamiento humano es uno bien peculiar pues por más que se intente estudiar siempre cambia al último minuto

Algunas personas tienen la habilidad de predecir lo que otras harán, pensarán o dirán. Este ámbito es fácil predecirlo; sin embargo, descifrar el porqué de las acciones humanas es un misterio.

Nosotros los humanos somos entes muy sentimentales, y como dicen por ahí desde que Pandora abrió la caja tenemos muchos sentimientos algunos positivos y otros negativos. Dentro de estos sentimientos negativos se encuentra la ira. Por culpa de la ira se han cometido muchas injusticias, crímenes y catástrofes en la humanidad.

Cuántas veces al día nos peleamos con nuestros seres queridos por tonterías o por un resentimiento e ira hacia un familiar se han cometido asesinatos. La razón es simple; la ira provoca que la parte racional del cerebro se bloquee y se tomen decisiones erróneas. Una vez pasada la tormenta de adrenalina es que la razón vuelve a funcionar, pero ya es muy tarde; hemos ofendido y cometido un error del cual nos arrepentiremos toda una vida.

Yo me pregunto ¿qué pasa con nosotros que al darnos cuenta de nuestro error no hacemos nada para remediarlo? Jesús nos enseño que debemos perdonar setenta veces siete, mas no lo hacemos. Cuando la ira nos invade no nos importa nada, sólo salir lo mejor posible nosotros de la situación y los demás que se fastidien, no nos importa. Hay veces que no pedimos perdón por no demostrar “debilidad” o por ser demasiados orgullosos.

Una buenísima manera de solucionar esta situación es la meditación Express Cuando tengas ira respira hondo, distrae tu mente del epicentro de la ira y dialoga la situación, tampoco se debe salir de la situación sin solucionarla ya que esa acción nos llenará más todavía de ira y no podremos romper el ciclo vicioso. Pero con la ayuda de Dios y en Dios se puede salir de cualquier círculo vicioso.

yolanda dijo...

Aprender a escuchar, esta es una cualidad de la cual adolece media humanidad, o acaso soy tímida con los números. Definitivamente es un arte, el cual no nos motivamos a trabajar y mucho menos cultivar. Yo diría que según la soberbia es considerada la raíz del pecado, la inhabilidad de saber escuchar a otros lo es para originar ofensas, le añadiría un toquecito de soberbia y no contar con el suficiente desprendimiento hacia la otra persona. Claro está, podría ser que por otro lado la otra parte te tenga ya “trepada por techo” y a la menor provocación explotas con una retrahila de comentarios ofensivos. Además está el caso de que digas lo que piensas, demasiada sinceridad, y diciendo unas cuantas verdades; sin estar motivadas por el sentimiento de la ira, la otra persona se sienta ofendida. También se da el caso que te tiran “puyitas” relajando, las toleras y el día que “no se te paran moscas encima” dices todo lo que piensas, las de ese momento mas las acumuladas.

En realidad ese no es el problema, la cuestión es, saber desarrollar la cualidad de pedir perdón a tiempo, porque cuando pasan los meses ya ni recordamos quien fue el ofendido y como que ya no es lo mismo. Que tal si te cuento que lo más duro de todo es ser ofendido por un familiar muy querido, tu familia le da la razón y encima de eso te pide que aunque tú tengas la razón debes pedirle perdón. En esos momentos recordé ese pasaje bíblico que dice: “si vas a presentar una ofrenda ante el altar de Dios y crees que un hermano tuyo se siente ofendido por causa tuya, deja tu ofrenda, regresa a tu hermano, pídele perdón de corazón (aunque el ofendido hayas sido tú), entonces regresa al altar, presenta tu ofrenda y el Señor la recibirá con beneplácito y te perdonará. Rezamos mucho el Padre Nuestro, perdón, me equivoqué, quise decir lo recitamos, porque no lo meditamos. Acaso no nos damos cuenta cuando le pedimos a Dios que perdone nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden y decimos que no somos hipócritas ¡qué va!

Wilma Jimenez dijo...

Ofendemos a quien queremos…
Doris,

Cuando ocurre una ofensa a un ser querido, es como tu dices trae consecuencias fatales. Pero siempre que estemos en la mejor disposición de ayudar para podernos arrepentir. Lamentablemente en las familias de hoy día trae sus desenlaces tristes. Nosotros como buenos servidores públicos y con una buena voluntad podes arreglar las cosas e implantar la paz, sabiduría, el amor sobre todo lo que Dios nos imparte en nuestros corazones.

Como tu dices ocurren muchas excusas entre ellas las que tu mencionas, que no me entiendes, no te das cuenta de lo que esta ocurriendo, tu no sabes nada, porque no me escuchas entre ellas. También se nos hace difícil entender o aceptar que nos equivocamos de una forma incorrecta o inadecuada. La tolerancia es sinónimo de humildad respeto hacía los demás compañeros, familiares, esposos, estudiantes de nuestras escuelas públicas de Puerto Rico.

Muchas veces queremos decir algo pero no sabemos expresar el sentimiento, o el mensaje. Esto pasa mucho con los jefes hay jefes mal tratantes, que humillan a los empleados de menor puesto en el área de trabajo, pero con todas esas situaciones hay que trabajar. A veces el jefe esta peor que la matricula del estudiantado, o la comunidad en particular y créeme se hace mas difícil la comunicación efectiva y con respeto hasìa los demás.

Todas estas situaciones nos hieren nos lastiman en lo mas profundo de nuestros corazones, se nos hace la tarea a veces intolerable, malestar, incomodidad. Pero tenemos que estar siempre dispuestos para perdonar y seguir hasìa adelante. Siempre debemos de tener una persona en quien podamos confiar a plenitud para vencer todas estas pruebas. Un pastor, un sacerdote, una amiga, un amigo, nuestros padres, un maestro que nos sirva de gran apoyo espiritual y sobre todo que nos brinde la paz que necesitamos en ese momento de aflicción.

Existen movimiento de apoyo en cada pueblo, comunidad, oficina, escuelas o iglesias de puerto rico y del mundo entero. Necesitamos mucha fe, esperanza porque no todo esta perdido. Hay mucha esperanza todavía en nuestros niños jóvenes de nuestro sociedad a la que nos ha tocado vivir.

¡Buenas noches!
Wilma Jiménez

Andrés Rodríguez dijo...

Saludos Doris:
Es como tú dices, muchas veces ofendomos a los seres que más queremos. Es que son las que más tiempo están a nuestro lado. No debiera ser así, pero es una realidad. Los seres humanos somos de los organismos más controvertibles en este planeta. A veces escuchamos decir, a este no hay quien lo entienda, pero es que vivimos en un ambiente tan cargado de tantas tensiones que en ocasiones ofendemos a los demás casi sin darnos cuenta. Cuando tenemos muchos problemas tales como del trabajo, económicos, muchas asignaciones de la universidad, entre otros, es que nuestro temperamento cambia y nuestras emociones nos traicionan ya que nos convertimos muy volátiles y ante cualquier situación que surja no la manejamos de la forma más adecuada y ahí es que vienen las descargas y las ofensas. Hay personas que a veces comprenden estas situaciones, pero hay otras que no. En esto de ofender a quien más queremos a veces me pongo a pensar cómo son las relaciones de las figuras políticas en su interior cuando están a solas, ya que la mayoría de ellos están a cada momento ofendiendo a sus contrarios. Será que se quieren mucho. Lo que sí tengo bien claro es que es una práctica muy baja y no aporta en nada a nuestra sociedad. Por otra parte, tenemos muchas formas de ofender a nuestros semejantes, una broma de mal gusto, un tono de voz fuerte, un gesto entre otros. Lo importante cuando ofendemos a alguien es tener el valor para pedirle disculpas. Hay personas que ofenden a otra y luego no tienen ese valor de arrepentirse y excusarse con el ofendido. Un ser al cual amamos mucho, sin embargo ofendemos con bastante frecuencia es Dios. Ofendemos a Dios cuando hacemos aquellas cosas que no son agradables a él. Cuando actuamos con envidia, con egoísmo, cuando no le damos la mano al prójimo, en fin, son demasiadas las cosas que hacemos con las cuales ofendemos a nuestro Señor. Vivamos una vida más pacífica, aprendamos a controlar nuestras emociones, compartamos más con familia, busquemos más a Dios y amemos más al prójimo, son algunas fórmulas que nos pueden ayudar a lidiar con nuestras cargas y nos permitirán fortalecer las relaciones con los seres queridos evitando que los ofendamos.

Guirmar dijo...

Ofender a quien queremos

Verdaderamente estoy de acuerdo contigo que ofendemos a las personas que mas queremos y amamos. Es que estamos contatemente con ellos en todos los momentos gratos y no tan gratos. Cuando estamos felices y cuando estamos tristes.

Por eso es que los ofendemos mucho y a veces sin darnos cuenta. Como son nuestros seres queridos no controlamos nuestros impulsos y causamos un pleito.

Muchas veces decimos, es que ellos nos conocen y me comprenden. Así que nos olvidamos de pedirles disculpa y perdón cuando es necesario. Ademas perdemos la palabra que se conoce como tolerancia facílmente con nuestros seres queridos, sin importarnos las consecuencias que esto nos puedan traer.

Por lo tanto es que se ven tantas familias tan distanciadas y con mucho resentimiento, rencor, enojo, y mucho sentimiento herido. No somos quienes de disculparnos, ni de aceptar nuestros errores.

Pero es que a veces nuestros seres queridos no son tan fácil, son difícil, intolorebles, incomprensibles y hasta poco entendibles. Eso no nos ayuda y cuando explotamos no pensamos que ellos son así. Lo que tenemos que hacer es entenderlo e ignorarlo y seguir adelante.

Luego en un momento de paz y tranquilidad tratar de hablar, aclarar la situación y arreglarla del modo más sincero y sin ningún problema.

Teniendo en cuenta siempre es que antes de ofender pensemos que no nos gustaria que nos pasará a nosotros y como dice el refran no hagas lo que no te gusta que te hagan.


Guirmar

Maggie dijo...

Que mal nos sentimos con nosotros mismos cuando nos enfadamos con las personas que más queremos. En ocasiones por el exceso de confianza con ellos no medimos lo que decimos o hacemos. También en ocasiones es por que sabemos que esa persona nos quiere tanto que pensamos que siempre nos perdonará, no importa lo que les hagamos. Cuando ofendemos a alguien que queremos nos genera problemas internos si realmente lo queremos y a su vez crea cotrovercia entre ambos y hasta la gente que estaban alrededor cuando ofendemos. Como personas de respeto debemos aprender a controlarnos pues nuestras reacciones sin control nos podemos arrepentir pues esto nos puede afectar por el resto de nuestras vidas. Es posible como dices que el diálogo no fluya como debiera ser y no podamos resolver los conflicto pero siempre se debe intentar e intentarlo con humildad y controlando nuestros impulsos.
Siempre como dices buscamos excusas lo cual es usualmente por falta de humildad y de no querer enfrentar la responsabilidad de nuestros actos. Entre las excusas más frecuentes como tu dices están las siguientes: es que no entiendes lo que quiero decir, no me comprendes y piensas que yo no se nada, crees que lo sabes todo, yo se lo que te estoy diciendo, tú no sabes nada. Ante un conflicto lo más fácil es tratar de buscarle justificaciones a la que hicimos. La mayoría de las veces actuamos a la defensiva. La mayoría piensa que lo único correcto es lo que dicen y no toleran las diferencias con las otras personas. Vivimos en una sociedad donde todos quieren tener el poder absoluto aunque sean familia no aceptan las diferencias lo sienten como competencias. Que triste es pensar que en nuestra sociedad exista tanto egocentrismo. Que muchos seres humanos han perdido el respeto por sus semejantes y prefieren ofenderlos antes que respetar su punto de vista.
En ocasiones esto se ve en nuestros salones de clases cuando a la primera que alguien dice algo todos le caen encima y lo humillan y a veces no solo sus compañeros sino los propios maestros supuesta figura de respeto y humildad. Triste pero real, y después queremos que tengan la autoestima alta.

Naty dijo...

Doris:

Como bien mencionastes tenemos que ser tolerantes. Tolerancia es la capacidad de conceder la misma importancia a la forma de ser, de pensar y de vivir de los demás que a nuestra propia manera de ser, de pensar y de vivir. Hay que saber respetar las opiniones y la forma de ser de los que te rodean. Muchas veces tendemos a ofender a quien menos se lo merece solo porque no piensa y es igual que tú. Es bien inmaduro de tu parte querer que las personas sean como tú o o piensen igual que tú.

Nosotros los seres humanos no somos perfectos y todo el mundo en algún momento de su vida ofenderá a la persona menos indicada. Hay que estar pendiente en el momento que sientas rabia no decir algo que al final después de haberlo dicho y ofendido a esa persona te arrepientas y sea demasiado tarde para remediarlo. Muchas veces no medimos nuestro coraje y cuando explotamos no se salva nadie que este a tú alrededor.

gloria_sentimientos dijo...

Estoy muy de acuerdo contigo, siempre ofendemos a las personas que más queremos. Tal vez porque son los que más confianza tenemos y los que nos perdonan todas las malas crianzas. Sin embargo no debemos desquitarnos el coraje y la frustración con los que nos rodean. Ellos no tienen culpa de nuestras situaciones en el trabajo o en las situaciones de nuestro diario vivir. Tenemos que tener en cuenta que cada cual piensa diferente a nosotros y no debe ser motivo de ofensa, ni discusión cuando no están de acuerdo con nosotros.

Una de las formas que debe existir entre todo ser humano es la comunicación. Si logramos tener una comunicación sana podríamos resolver un sinnúmero de situaciones en nuestro diario vivir. Dios nos permitió y nos dio este poder a los seres humanos, vamos a utilizarlo por nuestro bien y el de las demás personas. Muchas veces nos creemos superiores y pisoteamos a la persona que tenemos a nuestro lado, familia, amigos y compañeros de trabajo. Los menospreciamos sin compasión. El simple hecho de que se posean más conocimientos no nos da derecho a faltar el respeto a los demás y mucho menos a humillarlos. Es muy cierto hay que ser tolerantes con los demás. La tolerancia nos trae paz y tranquilidad en la familia y en todos los lugares donde se practica. Hay quienes sólo abren la boca para ofender, no saben expresarse de otro modo. Siempre hay burlas, rencor y dolor cuando se dirigen hacia otra persona. Le toca a cada uno de nosotros cambiar esta situación y ser más comprensivos con los demás. Debemos reflexionar antes de hablar y de herir al ser querido ya que estas heridas son muy profundas y muchas veces tardan en curarse y en ocasiones no sanan. El dolor continúa y al final surge una distancia entre estos seres queridos. Una palabra ofensiva duele más que un sinnúmero de golpes. Hay que pensar bien antes de hablar. No debemos ser explosivos en ningún momento.

Recordemos que los demás sienten y padecen como tú y yo. “No hagas a nadie lo que no te gusta que te hagan a ti”. “Hay que respetar para que nos respeten. Aprendamos a escuchar así tendremos tiempo para pensar y evaluar lo que vamos a decir”.

Maria Porto dijo...

Ofendemos a quien queremos

Aunque nunca debemos llegar a la ofensa, como seres débiles y pecadores en momentos de ira y coraje ofendemos a quien queremos. Contrario a lo que debería ser, muchas veces ofendemos a los seres queridos que están a nuestro lado. Son los primeros que reciben nuestras frustraciones, corajes y aunque no tengan culpa los ofendemos sin razón. Ofendemos a Jesús, quien dió su vida por nosotros cada vez que ofendemos al prójimo, cada vez que no visitamos al enfermo, cada vez que juzgamos desenfrenadamente, cada vez que actuamos de manera injusta, cada vez que negamos su existencia. Ofendemos a quien queremos porque Dios nos dió la libertad y la voluntad para elegir entre la ofensa y el amor. Por favor tratemos de elegir el amor.

Nancy Vélez dijo...

"Ofendemos a quien queremos"
Saludos, Doris:

Por naturaleza, todos somos diferentes. El vivir bajo el mismo techo implica diferentes opiniones de ver las cosas y tiene que haber un desenlace en los momentos de la toma de decisiones donde todos estemos de acuerdo, ya que es para el bienestar común y no de uno solo. Es normal, hasta cierto punto que vengan los desacuerdos y la disconformidad. Siempre habrá una disidencia por mínima que sea, la habrá.

Podemos diferir y ser divergente en algunos aspectos, pero el irritarnos, incomodarnos y enojarnos es parte de nuestra naturaleza humana. Se tiene que llegar a algún acuerdo para que haya consonancia, y todos estemos conformes en la toma de decisiones.

El ofender a la(s) persona(s) que más queremos trae un daño irreparable en algunas ocasiones. No es bueno maltratar ni física ni verbalmente. Deteriora las relaciones y los vínculos familiares. El insulto y la afrenta caminan juntos de la mano. De igual manera la injuria y el agravio. Provoca el distanciamiento y disparidad entre las partes.

Pienso que son más las cosas que nos unen que las que nos separan. El calor del hogar y el fomentar el interés de los unos por los otros, fortalece los lazos de la unión familiar. Son unos vínculos y lazos de unión que nada ni nadie podrá dañarlos si ponemos nuestra familia en las manos de nuestro Dios. No seamos vindicativos, amemos a los nuestros como Dios espera que nos amemos los unos a los otros.

Tienes muchísima razón que todos tenemos muchas excusas que dar para cubrir nuestra falta. ¿Sabes que el problema se termina cuando cada cual acepta su propia falta? ¿Qué si es fácil? No lo es…es un procedimiento riguroso, pero no es imposible de alcanzar. En un conflicto donde ambas partes nadie quiere ceder, Dios bendice al humilde, aquél que está dispuesto buscar la paz y seguirla. ¿Para qué y por qué estar en guerra? No perdemos nada en ceder. El orgullo tenemos que sacarlo fuera de nosotros y sembrar la planta del amor familiar. Donde la luz del Creador nos inunde por completo y poder resolver toda situación de forma pacífica iluminados por Dios.


Por: Nancy Vélez

Carmenjoan.blogspot.com dijo...

Hola: Doris

OFENDEMOS A QUIEN QUEREMOS

Las personas que queremos siempre son las que salen perjudicadas y esto es gracia a las malas actitudes que a veces tomamos. Los desenlaces que quizás ocurren son fatales porque al ser con un familiar se puede sufrir mucho. Verdaderamente a veces no medimos ni lo que hacemos, ni lo que decimos. Cuando se comete una falta no hay excusa que valga. Si se comete un error se sale mejor pidiendo disculpa y no poniendo excusa porque a veces se complican y se extiende la discusión. El intentar defendernos a veces es perjudicial porque aunque tengamos la razón a veces las consecuencias podrían ser fatales. Cuando yo trabajaba como cajera siempre trataba de hacer bien mi trabajo y de estar al día en todo, pero un día una empleada que hacia poco la habían contratado me interpuso con uno de los gerentes y me trajo problemas que pude resolver defendiéndome pero a la vez se quedo un mal sabor y las cosas cambiaron en el ambiente laboral por eso pienso que no siempre podemos defendernos porque aunque lo intentemos no necesariamente siempre se sale airoso. Es importante aceptar las críticas constructivas ya que esos comentarios son los que pueden hacer que cambiaremos y mejoremos nuestras debilidades. Aunque existen la competencia no debemos sentirnos menos al contrario debemos de tratar de aprender de los demás y hacer que las cosas marchen más llevaderas así obtendremos de los demás lo mejor de ellos. Por nada del mundo deberemos sentirnos inferiores aun con la competitividad que halla debemos mostrar seguridad y confianza en nosotros mismos si queremos permanecer o alcanzar otras metas en la vida. Las personas que no dan su brazo a torcer son egoístas y no aceptan sus errores pero aun así tenemos que lidiar con ellas y hacer un esfuerzo para demostrarles que están equivocados y que todo puede ser mejorado.

A veces podemos decir muchas cosas pero el problema esta en como las decimos. Cuando se habla sin pensar se pueden utilizar palabras que calen dentro del corazón y podrían ser irremediables, entonces vienen los remordimientos o cargos de conciencias. Los lazos del amor hay que trabajarlos constantemente porque el día menos pensado se puede soltar y perder una relación que era bonita. Estoy de acuerdo en que hay que aprender a escuchar y tener tolerancia.